Quiero estrenar este blog comentándoos una de mis grandes pasiones, a la que he tenido la suerte de convertir en profesión: La creatividad.
El otro día oí una definición de creatividad que me encantó y que quiero aplicar en todos los ámbitos de mi vida y es “La creatividad es ampliar el rango de posibilidades”. Normalmente optamos por las cosas conocidas porque nos sentimos cómodos, luego para dar una oportunidad a la creatividad y explorar todas las opciones que tenemos, debemos liberarnos del corsé de la comodidad. Podemos seguir haciendo lo mismo día tras día o bien podemos analizar otras posibilidades, porque lo único que podemos conseguir es mejorar las cosas.
Cuando nacemos todos somos genios, pero nuestra cultura y nuestros miedos a explorar los límites hacen que nuestra creatividad se vaya atrofiando como un miembro en desuso. Por eso siempre decimos que a los niños pequeños hay que marcarle los límites y enseñarles la forma correcta de hacer las cosas. Ellos tienen la necesidad natural de explorar, todavía desconocen la palabra imposible. Somos todos los responsables de reducir nuestra creatividad y la de los que nos rodean. Esto hace que a los quince años, ya sólo hay un 10% de genios, y un 2% en la edad adulta; después de haber extinguido cualquier semilla de lo que pudo ser una persona excepcional.
Sin embargo nuestra capacidad para ser creativo no reside en nuestros genes, como otras competencias, es algo que se puede aprender y se puede desarrollar. Y contrariamente a lo que se puede pensar, tiene que ver más con las condiciones que nos rodean que con nuestra capacidad intelectual; y por encima de todo con la motivación. Si queremos hijos, amigos o colaboradores creativos debemos motivarlos y hacerles que descubran su gran pasión.
La creatividad debe ser una combinación equilibrada entre “tener la cabeza en las nubes” y los “pies en el suelo”. Para poder hacer que algo ocurra, que algo cambie, debe ser útil y tener una finalidad. En ningún caso ser creativo es sinónimo de inventar “gadgets”.
Para poder tener diferentes opciones debemos descubrirlas, no crearlas; ya que para cada dilema ya existe una solución. Si creemos en esta máxima, estaremos mucho más motivados para encontrarla. Para encontrar una solución a un problema debemos abrir totalmente la mente y atraer cualquier idea, por muy alocada que sea y después volverla a cerrar con el foco puesto en el problema que queremos resolver.
Desde este blog os invito a abrir la mente, a romper las correas de la costumbre y a explorar todas las opciones que os presenta el mundo.